Cada 24 de octubre conmemoramos el Día Internacional contra el Cambio Climático, una fecha que nos recuerda que el planeta nos está pidiendo un cambio urgente, sequías extremas, lluvias torrenciales, incendios forestales y olas de calor no son simples fenómenos naturales: son consecuencias de un sistema que está fuera de equilibrio. 

Estos cambios climáticos que estamos viviendo como los intensos temporales de lluvia que ya están fuera de su “temporada normal” son un claro aviso, en México, por ejemplo, las lluvias de este mes han dejado graves inundaciones en estados como Veracruz, Hidalgo y Puebla, con comunidades enteras afectadas y decenas de personas fallecidas, fenómenos que antes eran excepcionales, ahora se repiten con mayor frecuencia e intensidad.

Lamentablemente, estas afectaciones graves por inundaciones y lluvias extremas no se limitan a México; están ocurriendo en múltiples regiones de América Latina y del mundo, lo cual refuerza que estamos ante un problema climático global

Pero ¿qué está pasando realmente con nuestro medio ambiente? ¿Por qué el clima está cambiando tan rápido?

La respuesta está, en gran parte, en nuestra alimentación y en la forma en que utilizamos los recursos naturales, lo que ponemos en nuestro plato cada día tiene un impacto directo en el planeta, mucho más del que imaginamos.

La industria que produce, hacina, mutila y mata animales para consumo humano es una de las principales responsables de la deforestación, la contaminación y las emisiones de gases de efecto invernadero.

Esta industria ocupa más del 70% de las tierras agrícolas del planeta, pero la mayoría de esos terrenos no se usan para alimentar personas, sino animales que luego serán criados para el consumo humano.

Es un sistema ineficiente y destructivo, en lugar de cultivar alimentos para las personas, los usamos para alimentar animales que después consumiremos, lo que implica una pérdida enorme de energía, agua y tierra.

Por ejemplo:

  • Se calcula que más del 75% de la soya cultivada en el mundo se destina a la alimentación del ganado.
  • Cada kilo de carne de res requiere hasta 15,000 litros de agua para producirse.
  • Para criar animales se talan millones de hectáreas de selva cada año, especialmente en regiones como la Amazonía, donde los bosques se convierten en pastizales o campos de cultivo para producir alimento para el ganado.
  • La industria ganadera produce mas estiércol que carnes y derivados.

Todo esto tiene consecuencias devastadoras: el aumento de gases como el metano y el dióxido de carbono, la pérdida de hábitats naturales y el desequilibrio de los ecosistemas.

Cuando hablamos del cambio climático, solemos pensar en automóviles, fábricas, plásticos o incluso en industrias como la refresquera o cervecera, que son muy visibles en nuestro día a día, pero pocas veces miramos hacia lo que ocurre en nuestra mesa, la verdad es que la industria ganadera es una de las más contaminantes del mundo, y su huella ecológica es tan grande que supera incluso al transporte global combinado.

Su impacto en deforestación, uso de agua, emisiones de gases de efecto invernadero y pérdida de biodiversidad es incomparable con el de cualquier otra industria.

Producir carne, leche o huevos requiere una cantidad de recursos desproporcionada, en cambio, los alimentos de origen vegetal legumbres, cereales, frutas, verduras, semillas y frutos secos ofrecen nutrientes, proteínas y energía limpia, sin causar el sufrimiento ni la devastación ambiental que provoca la ganadería industrial.

No se trata solo de “mí” o de “ti”, lo que comemos y lo que hacemos impacta a toda la humanidad, al planeta y a cada ser vivo y sintiente que lo habita, el cambio climático NO es un problema del futuro, ya está aquí, y aunque su origen es complejo, una gran parte se resume en cómo elegimos alimentarnos.

Elegir una alimentación basada en plantas es una de las acciones más poderosas y efectivas para reducir nuestra huella ecológica, proteger a los animales y cuidar del planeta, porque cada plato libre de crueldad también es un paso hacia un mundo más equilibrado, justo y sostenible.

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