En la Semana Mundial de la Lactancia Materna, celebramos uno de los actos más puros, potentes y simbólicos de la vida: nutrir, proteger y conectar desde el cuerpo de una madre, la lactancia es un periodo único, un vínculo sagrado entre madre e hijo, diseñado por la naturaleza para alimentar en una etapa específica de la vida: la infancia.

Entonces vale preguntarnos con honestidad: ¿de dónde viene la leche que hoy inunda los supermercados? ¿A quién pertenece y por qué la tomamos si ya no somos bebés ni su especie?

La leche materna es un alimento perfecto, pero lo es únicamente para quien fue diseñada, en cada especie, la leche tiene la composición ideal para las necesidades de sus crías, la leche humana para bebés humanos, la leche de vaca para terneros, así de simple.

Sin embargo, desde hace décadas, hemos sido llevados a creer otra cosa, a mediados del siglo XX, especialmente en los años 60, la industria láctea comenzó una intensa campaña de propaganda, a base de publicidad engañosa y desinformación científica, se nos vendió la idea de que la leche de vaca era necesaria para el crecimiento, para tener huesos fuertes, para estar saludables.

Así comenzó a normalizarse una práctica profundamente antinatural: destetar a nuestros propios bebés para después beber la leche de una madre que ni siquiera es de nuestra especie, peor aún, hacerlo durante toda la vida, incluso en la adultez, cuando ya no necesitamos leche de ningún tipo.

Para que una vaca produzca leche, necesita estar embarazada y haber parido, pero en la industria láctea, ese proceso está intervenido, forzado y sistematizado, se embaraza a las vacas artificialmente, se les arrebata a sus crías, y su leche que era para su hijo, termina en nuestras mesas, mientras sus cuerpos son explotados una y otra vez hasta el agotamiento.

Hoy sabemos que no necesitamos leche de vaca para tener huesos fuertes ni para crecer sanos, existen muchas fuentes vegetales de calcio, proteínas y otros nutrientes esenciales sin tener que recurrir al sufrimiento de una madre no humana, de hecho, eliminar los lácteos puede mejorar la salud digestiva, hormonal y reducir el riesgo de enfermedades crónicas.

¿Por qué seguir consumiendo leche que no es nuestra, de madres que no somos nosotros, para etapas que ya no vivimos?

En Love Veg, cuestionamos lo que se nos impuso como “normal”, nos preocupamos por estas problemáticas, nos ocupamos de ofrecer alternativas compasivas, saludables y deliciosas, por eso todas nuestras recetas, guías y recursos son completamente gratuitos, accesibles para cualquier persona que quiera construir un mundo más justo para las personas, los animales y el planeta.

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