Celebrando Sabores, Recuerdos y Compasión

Cada 16 de octubre celebramos el Día Mundial de la Alimentación, una fecha para reflexionar sobre la importancia de lo que ponemos en nuestro plato y honrar las tradiciones culinarias que nos conectan con nuestras raíces, la comida tiene ese poder mágico de transportarnos a momentos felices, a la mesa familiar, a los olores y sabores que nos recuerdan a casa, pero también puede convertirse en una herramienta de cambio que transforma el mundo.

Desde que dejamos de ser nómadas y descubrimos la agricultura, la forma en que nos alimentamos ha marcado el rumbo de nuestra historia, aprendimos a sembrar, cosechar y depender de la tierra: esa fue nuestra primera gran revolución alimentaria.

A pesar de la inmensa biodiversidad vegetal que existe en el planeta —más de 300,000 especies de plantas conocidas, de las cuales alrededor de 20,000 son comestibles, y más de 7,000 han sido cultivadas o utilizadas tradicionalmente como alimento—, hoy gran parte de la humanidad obtiene la mayoría de sus proteínas de tan solo cuatro o cinco animales (vacas, cerdos, pollos, peces y ovejas).

Si tomamos en cuenta esta abundancia, resulta casi absurdo que la alimentación humana dependa principalmente de unos pocos animales. Cada uno de ellos implica sufrimiento, contaminación, deforestación y un uso desmedido de recursos naturales, mientras que el reino vegetal ofrece miles de posibilidades nutritivas, deliciosas y sostenibles.

Comer es una necesidad vital, no un lujo, es una acción cotidiana que, sin embargo, tiene consecuencias enormes para los animales, el medio ambiente y nuestra salud, es momento de repensar lo que comemos y cómo impacta en los demás seres con los que compartimos el planeta.

¿Cuántas veces hemos escuchado frases como “si estuvieras en una isla desierta, comerías carne”? La realidad es que esa situación tiene menos del 1% de probabilidad de sucedernos, pero aunque pasara, antes de decidir qué comer, podríamos hacernos preguntas simples:
¿Tiene ojos? ¿Siente? ¿Tiene familia? Entonces la respuesta es clara: no es comida.

En la naturaleza, los carnívoros cumplen un rol ecológico que mantiene el equilibrio del ecosistema, pero nada tiene de natural lo que ocurre en las granjas industriales: hacinamiento, tortura, explotación y muerte, eso no es naturaleza, es violencia organizada, nosotros tenemos la capacidad y la responsabilidad de romper ese ciclo.

En América Latina, por ejemplo, el maíz es mucho más que un alimento; es parte de nuestra historia y cultura. Las tortillas, los tamales, el pozole… cada bocado trae consigo recuerdos de celebraciones familiares, de risas compartidas en la mesa y de aromas que nos transportan a la cocina de nuestras abuelas.

Así ocurre en cada región del mundo: los platillos tradicionales no solo llenan nuestros estómagos, también tocan nuestras almas.

El Día Mundial de la Alimentación es una oportunidad perfecta para recordar estos momentos y crear nuevos, compartiendo comidas que nos hacen sentir bien, tanto emocional como éticamente. Porque ¿qué mejor manera de celebrar la vida que con alimentos que cuidan de nosotros, de los animales y del planeta?

Todos tenemos un platillo que nos hace pensar en alguien especial o en un momento concreto de nuestras vidas. Tal vez te acuerdes del olor de las empanadas que preparaban en casa cada domingo, o del sabor de una sopa casera que te ayudaba a sentirte mejor cuando estabas enfermo.

La comida tiene ese don de conectarnos no solo con los sabores, sino con las personas y los momentos que más apreciamos.

En este Día Mundial de la Alimentación, podemos celebrar esos recuerdos de manera consciente, eligiendo alimentos que no solo nutren nuestro cuerpo, sino que también respetan la vida de los animales y ayudan a proteger el medio ambiente.

¿Qué tal si este año celebramos de una manera diferente? A medida que el mundo evoluciona, también lo hace nuestra forma de alimentarnos. Hoy, es más fácil que nunca disfrutar de versiones deliciosas y libres de crueldad de nuestros platillos tradicionales.

En Love Veg somos expertas en crear platillos llenos de tradición, sin crueldad y nutritivos, que respetan nuestra cultura y celebran los sabores que nos conectan con la familia y el hogar, sin causar daño a los animales ni al planeta.

Cuidar lo que ponemos en nuestro plato no significa renunciar a nuestras tradiciones, sino adaptarlas y mejorarlas para que beneficien tanto a nosotros como al planeta.

Este Día Mundial de la Alimentación, celebremos con la comida que nos trae felicidad, que nos conecta con nuestros seres queridos y con nuestra cultura, pero también con un enfoque más consciente. Optar por alimentos a base de plantas nos permite disfrutar de un festín sin el costo de vidas animales o daños al medio ambiente. Afortunadamente, nuestra riqueza geográfica nos proporciona una variedad de ingredientes que nos permiten ser creativos en la cocina y celebrar con sabores llenos de compasión.

¡Así que a disfrutar! Porque celebrar con alimentos deliciosos y libres de crueldad no solo es posible, es el camino hacia un futuro más brillante para todos.

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